Departamento de Filosofía
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Luis Urías Torrico
Materias:
A lo largo de la historia, el hombre ha reflexionado sobre la importancia que tiene la conducta. La ética, como disciplina del saber filosófico práctico, tiene como objetivo el estudio de la misma acción con el fin de hallar la felicidad. ¿Por qué tenemos que actuar bien respecto a los demás? ¿Cuál es el fundamento de la moralidad? ¿Por qué existe la conciencia? ¿Qué sentido tiene defender los derechos humanos?... En la época actual en la cual vivimos cada vez observamos más violencia, guerras, injusticias y pobreza, siendo la ética una materia que nos ayude a reflexionar respecto a dichas situaciones. El ser un buen ciudadano consiste no sólo en respetar las leyes, sino además en actuar bien en términos morales, tal que a través de los conocimientos que nos aporta dicho saber podamos cada día conseguir un mundo más justo que defienda y valore los derechos humanos por encima de todo. Aristóteles afirmó que el hombre es un “ser social por naturaleza”, nosotros consideramos que no sólo es social, sino también moral. El hombre, como bien afirmara J. P. Sartre, “está condicionado a ser libre”, es decir, que no puede escapar de la libertad aunque decida no serlo, ya que toda decisión implica una libertad. Pues bien, lo mismo ocurre con la moralidad. No podemos dejar de ser morales, en la medida en que esta forma parte de mí. Ser indiferentes respecto a ciertos problemas sociales como las guerras, la violencia, la inmigración o la pobreza, ya supone un gesto que dice mucho de nosotros en términos morales. De ahí que la moralidad, la ética, tenga en cuenta la realidad social del momento y así obtener un mundo más pacífico y razonable. |
FILOSOFÍA
La filosofía hoy en día se entiende como un saber que no tiene importancia, pero: ¿Para qué sirve la filosofía? ¿En qué radica su utilidad? La filosofía es útil para crecer como personas, es decir, para reflexionar sobre el sentido que tiene mi vida y así encontrar la felicidad. La filosofía es un saber radical, un saber que aborda y analiza los problemas que constituyen la raíz de la vida misma como, por ejemplo; ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Quién soy yo realmente? ¿Por qué existe el mundo en vez de nada? ¿Qué es lo real?... Todas estas preguntas y otras son las que configuran lo que venimos a llamar saber filosófico. Por ello, el saber filosófico es un saber problemático, ya que formula cuestiones sin ninguna solución definitiva. En filosofía no podemos encontrar grandes recetas que nos permita resolver ciertos problemas, pero sí que podemos analizar algunas cuestiones que resultan trascendentales para mi existencia. En definitiva, como muy bien expresó Viktor Frankl; “Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros.
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham, Descartes, Hume, Kant, Marx, Nietzsche, Russell y Ortega y Gasset, tiene en común una característica; “el amor por la sabiduría”. Todos son filósofos pero entre ellos los hay matemáticos, físicos, psicólogos, sociólogos, filólogos y politólogos. La filosofía, por lo tanto, no habrá que entenderla como una disciplina abstracta al margen de la realidad y de la misma ciencia, pues al ser un saber de segundo grado tiene en cuenta aquellos problemas que la misma ciencia no ha podido resolver. De aquí que cuando tengamos que enfrentarnos a un autor, tendremos que saber su contexto histórico, social, epistemológico y económico para poder entender su pensamiento. Historia de la filosofía es historia social, científica, económica y política, ya que el pensamiento emerge de unas necesidades vitales dadas en un momento determinado. Todos los filósofos han sido y seguirán siendo hijos de su tiempo, pues los problemas a los cuales se enfrentaron no fueron sentidos al margen y sí analizados con el propósito de resolverlos. Y ante las adversidades que muchos de estos filósofos sufrieron a lo largo de su vida, fueron solventadas aún con el riesgo que implicaba siempre su pensamiento. Sócrates, por ejemplo, aún siendo condenado a muerte injustamente, acató la sentencia por amor a la sabiduría. La opresión, la coerción o los intereses de poder siempre fueron enemigos de la filosofía, pero allí donde se da el conocimiento irremediablemente existe un deseo por la verdad. La vida puede poner barreras, pero la inteligencia abre caminos. En esto consiste la historia de la filosofía; en una invitación que tiende a amar la sabiduría por encima de todas las cosas, encontrando así alguna verdad de la cual sentirnos dichosos.